miércoles, 20 de enero de 2010

XII


La he mirado tanto... La miré invisible, la miré de frente y también a escondidas, la miré con los ojos cerrados y le dije que no quería dejar de mirarla. La miré sin que me viera y la miré hasta borrarla, la miré sin querer hacerlo y la miré consciente de que no iría a ningún sitio sin ella. La miré dormida y me desperté mirándola... Tan dulce y bonita... Y la miré, la seguí mirando cada instante que siguió presente. La miré y recorrí cada trazo que la vida había dejado en ella hasta el momento; la miré y pensé cuántas señales podría dejar yo, cuántas huellas en su piel que poder seguir si algún día la perdía y con ella yo... La miré hasta que sentí dolor y placer a la vez. La miré hasta verla en todos los sitios, la miré y conseguí hacer míos sus párpados mientras ella simplemente sonreía...
Sólo quería retenerla en mi pupila lo justo como para que si alguna vez despertaba pudiera recuperarla sin romperme la cabeza en la incapacidad de recordarla, porque nunca nada me dolió tanto como el miedo a descubrir que ella era en verdad lo que siempre había temido: un sueño que olvidar al despertar.

Y uní sus lunares y dibujé una sonrisa equivalente a año y medio de constelaciones.


Año y medio y un día amor... =D. Te amo más...

Cuatrocientos ventiséis mil besos

http://www.youtube.com/watch?v=-hRhqYb-rbk&feature=related

domingo, 10 de enero de 2010

XI


Enfundada en su gorro y traspapelada entre pequeños copos de nieve, redondos y pequeños como sus lunares, me di cuenta de que ella era mi seguro de supervivencia, que mientras ella existiera a mi lado nada malo ocurriría. Y me di cuenta también de que la iba a necesitar a mi lado cada segundo que me restara de vida, que necesitaría comprobar que sus latidos seguían ahí, escondidos en mi puño y disueltos en cada suspiro que llevara su nombre, que necesitaría sentir sus mordiscos en el hombro y sus gemidos entrecortados en todos y cada uno de los polvos que echáramos entre película y película, que necesitaría seguir haciendo planes de futuro encroquetadas en cierta manta amarilla discutiendo sobre quién quiere más a quién, que necesitaría todos esos abrazos que nos rompen las costillas, seguir yendo a parques nevados y vacíos donde los besos se vuelven mágicos, enfundar su mano en mi guante para que no se congele, romperla a besos en cada esquina que se preste a abrazarnos...
Me di cuenta de que estaba destinada a querer a su corazón, a su rojo corazón, por y para siempre.


Porque lo hemos superado con creces nena...

Cuatrocientos veinte mil besos

http://www.youtube.com/watch?v=rAboI_FrwUg