domingo, 7 de diciembre de 2014

El lugar que tú ocupas.

Por suerte,
existes.

Y por suerte, también,
no solo existes,
sino que te colocas aquí,
justo al lado de todo lo que está lejos
para estar cerca.

Y por suerte, aún más,
no solo existes
y te colocas aquí,
sino que es en ese exacto lugar
en el que me haces creer
que merezco habitarlo,
conocer los rincones que lo atajan
y saber mirarte también
cuando cierro los ojos.

Como un sueño.

Como el sueño que aparece
en el momento preciso
en el lugar que tú ocupas.


domingo, 16 de noviembre de 2014

Estrella fugaz.

Hay una tristeza inherente a las cosas
que las hace bellas
y no quiero llegar a comprender nunca.

Hoy he tenido un sueño triste
y he despertado en una cama carente de nada,
en unas sábanas blancas y tristes,
y en el balcón mis plantas me miraban tristes.

He salido a la calle y era pronto.
Los domingos por la mañana
Madrid se pone más bonita que nunca:
pasearla así ha sido como ver una estrella fugaz,
y me ha parecido todo tan triste
que me he puesto la canción más triste de mi cabeza
y he deseado la soledad.

Me he acordado
de todo lo que he olvidado
y he maldecido el paso del tiempo por un momento;
después he leído que la mujer de Cortázar
tenía los ojos azules y apenados,
y el mundo me ha parecido algo más sencillo,
pero también más triste.
Los fantasmas también quieren flores,
pero la gente solo tiene miedo.

He visto a una pareja sentarse separada
en el metro
con los ojos a un centímetro de distancia,
a una niña reírse a carcajadas de una verdad,
dos manos besarse en una terraza,
una tierra abandonada a través de una ventana
y a alguien pensar en otra vida,
y me he puesto triste
al verme en todos ellos.

Después,
he vuelto a casa,
a mi refugio blanco y triste,
a mi paz en calma culpable,
al fin de cada comienzo,
y te he mirado tranquila y bella,
en el sofá y en tu universo
de estrella fugaz,
y he dejado toda la tristeza en la puerta.


miércoles, 15 de octubre de 2014

Reina de mi castillo de aire

Siento una urgencia extrema
de no decirte nada,
como si en mi pecho
cabalgaran ambulancias moribundas.

Debe ser que a veces
me da por pensar
que este olvido me queda algo grande:
se me cae de los dedos,
empapa mi pelo como una tormenta,
anuda mi estómago y ata mis manos.

Me sobra olvido
por los pies cuando paseo
y llego a tu casa
y observo tu buzón
que me grita todo lo que no nos contamos.

Me sobra olvido
por las manos
cuando se abren para cogerte
y el vacío es lo único que encuentran:
nunca imaginé que las mismas alas
que abracé con ternura
te llevarían tan lejos de mí.

Me sobra olvido
cuando duermo
y no pasa nada,
y no suenan pájaros,
y arriba solo hay techo,
y no quedan rastros del huracán:
unas bragas en el suelo o tu pelo durmiendo o tu mano
a un centímetro de la mía
-como si me hubiera buscado en sueños-;
nada,
la sábana en una esquina o la almohada mojada o tu calor
dado la vuelta;
nada,
diez llamadas perdidas o una botella de agua vacía o
tu olor empapando mi suerte;
nada,
un disco terminado en el ordenador que aún parpadea,
como si fuera una alarma que avisara
de que hasta lo más bello termina.

Nada:
solo este orden justo y preciso,
este orden que ya es solo mío y no encuentra lugar en el que caerse,
este orden que no se va porque no vienes.
Este orden
que también me sobra.

Me sobra olvido
también
de las canciones que tengo prohibidas,
de esas palabras
que ya no sé pronunciar,
de todos los ángeles
que me abandonan,
de cada día que tropiezo
con la misma pregunta:
¿no es olvido y recuerdo la misma cosa?

Me sobra olvido,
ya ves qué tontería,
cómo puede sobrar algo que no se tiene.

Si pudiera llamarte amor
o si pudiera
tal vez
solo llamarte.

Amor.
Me sobra olvido.
Me faltas tú.

viernes, 5 de septiembre de 2014

2012

El muro de Berlín desaparecía,
alguien pensaba en el primer boceto de la Torre Eiffel,
John conocía a Yoko
y ellas alzaban la mirada y el puño en alto.

Beningni convertía la guerra en un poema,
ellos respiraban bajo los escombros de dos torres derruidas,
Machado ponía a sus letras el nombre de Leonor
y una mujer sonreía pausada a Leonardo.

Una cultura subsistía ante el descubrimiento de otra,
la Bolsa se caía y un hombre volvía a casa,
madres ancladas encontraban puerto en sus niños adultos
y Miguel Ángel acariciaba a David.

El hombre volaba por vez primera entre estrellas,
Fleming retaba a la muerte,
el mundo volvía a nacer después de ser derrotado en dos ocasiones,
Mozart se sentaba ante un piano...

 ...y
mientras
yo
te
besaba
con
la
certeza
de
un
acontecimiento
mundial.





miércoles, 20 de agosto de 2014

NOTICIAS 'Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo' y 'Baluarte'

Hola lindos de aquí y de allá, 
son muchas preguntas parecidas al respecto así que os informo a una, como un abrazo grupal de voces.

Por una parte, BALUARTE ha llegado a Colombia. Me cuentan que está prácticamente agotado, no sé si queda alguno, pero en tal caso estas son las librerías:
- Fondo de Cultura 
- Lerner Centro
- Siglo sede ppal
En el mismo momento en el que repongan os lo haré saber. No tardará.

En cuanto al resto de países, me temo que aún no está. Que lleguen no depende de mí, la editorial Valparaíso Ediciones está trabajando en ello y es cuestión de tiempo que Baluarte llegue a más sitios, pero supone mucho dinero así que os pido paciencia. Seréis los primeros en saberlo.


Sin embargo, si lo queréis ya y sin espera, hay otras opciones:
- WEB de Valparaíso Ediciones Dependiendo del lugar en el que os encontréis, pidiendo unos cuantos ejemplares os pueden salir los gastos de envío gratuitos, lo que es una suerte ya que son elevados. Bucead por la web, en ella están las condiciones.
http://valparaisoediciones.es/tienda/home/89-33-baluarte.html
- AMAZON:
http://valparaisoediciones.es/tienda/home/89-33-baluarte.html

Por otra parte, 'CUARENTA Y TRES MANERAS DE SOLTARSE EL PELO' aún no ha cruzado el charco. Son editoriales diferentes, pero Lapsus Calami está en ello. En cuestión de un mes llega a Colombia, México y Argentina. Os iré informando en todo momento.


Del mismo modo, si lo queréis ya y sin espera:
- WEB de Lapsus Calami (solo llega a algunos países de América):
http://lapsuscalami.es/tienda/index.php/a-portada/cuarenta-y-tres-maneras-de-soltase-el-pelo-elvira-sastre.html
- CALIGRAMA: es la distribuidora a nivel nacional e internacional de 'Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo'. Caligrama Libros
Llegan a cualquier parte.
info@caligrama.eu

Para finalizar, hay una opción aparte para BALUARTE y para CUARENTA Y TRES MANERAS DE SOLTARSE EL PELO tanto para ESPAÑA como para el resto de países. En el caso de que lo queráis FIRMADO, os lo puedo hacer llegar por correo ordinario. Los gastos de envío para fuera de España son elevados.
Si así lo queréis, escribidme aquí y os cuento:
- sastrelibros@gmail.com

Para finalizar, si hay alguno interesado en Tú la acuarela / Yo la lírica que escriba a esta dirección. Hay envíos a todos los lugares:
- acualirica@gmail.com

MUCHÍSIMAS GRACIAS a todos por el calor y cariño que me enviáis a diario, 

esto es un sueño maravilloso.

Feliz vida.

Elvira.

miércoles, 6 de agosto de 2014

La distancia

Estoy enamorada de la distancia.

La que hay, por ejemplo,
de tu hueco a mi peso,
del mar de tu ojo
al edificio en ruinas del mío.

La distancia
que me hace reconocerte en la rutina
y sacude brava mi recuerdo
-esa mirada oculta en el aire-
cuando te escondes.

La distancia
sencilla
que hay de tu habitación al salón
o la distancia
compleja
que se asienta paralela a nuestros caminos.

La distancia
que inunda mi espacio a tu lado
y llena mis manos de una paciencia nerviosa
que atajo
con la luz apagada.

La distancia
que arropa mi alma
cuando te amo lento y despacio y caes rendida
como un pájaro que por fin
llega a su destino y baja las alas
y cierra los ojos.
Esa distancia
que me permite alejarme
y llenarme los ojos
cuando eres tú y no otra tú
quien a mi lado duerme,
cierta y edificada como un sueño cumplido,
desnuda y enamorada como una hoja en blanco.

Estoy enamorada de la distancia,
cuando vuelves,
y agradezco al tiempo
haberla puesto entre nosotras
para vernos rebatirla con ansia,
eliminarla con un roce,
volverla pasado sin lugar en la memoria,
como si la distancia fuera un bulevar sin oxígeno
roto
sin balcones donde disculparse
a voces
ni bancos
en los que abrazarse hasta que el pecho
se calme
ni semáforos
en los que esperar posada
en tus labios.

La distancia que nos aleja
y acerca
como un yo-(tú-)yo.

Esa distancia
en la que cabe
un infinito entero de música
inventada
y palabras incompletas
que solo cobran sentido
cuando desaparece.

lunes, 4 de agosto de 2014

Pleamar.

La distancia más larga entre dos personas
es un sueño imposible.

He de creer
que todo ocupa un hueco,
que un adiós es la cuna de otra cosa distinta pero igual.
Que tu mirada de otoño que no rompe
seguirá existiendo en el mismo punto de mi memoria
que te esperaba
cuando solo eras aire bailando bajo el mar.
Que tus dedos suaves
vendrán infinitos a deshacerme
los nudos
y que al cerrar los ojos
siempre sonará tu risa al otro lado.
Que tu ausencia alumbrará
tu presencia
como al océano el sol
y que no habrá camino
capaz de cerrar la puerta
si seguimos confiando en el viento.
He de creer
que mi fe no echará por tierra
este milagro.

Has de saber
que creí en las flores
cada día que te observé tormenta,
que habitas aquí dentro y te siento calmada
y me lates tranquila
y te vivo sin pausa,
que eres eterna en tu prisa por vivir
y cuando me llevas a ti
me siento más yo,
que volveré a por ti
y sonreír será entonces sencillo.
Has de saber
que una persona está hecha de otras
y tú ocupas todo mi cuerpo.

La distancia más larga entre dos personas
es un sueño imposible.
Y nosotras dormimos
espalda
sobre
mano
sobre
ojo
sobre
boca
sobre
pie
sobre
nuca
sobre
corazón
sobre
todo
para
siempre.


miércoles, 9 de julio de 2014

El hábito de habitarnos.

Me pregunto si es esto:
las palabras encajando en las notas,
la calma del equilibrio minúsculo
y el mínimo sobresalto que sale de dentro,
lo
ajeno
que
ya
es
propio.

Me pregunto si es esto:
el recuerdo en presente,
la mano experta tendida sin rozar apenas,
un silencio cómodo habitando entre miradas,
la
rutina
que
ya
es
perenne.

Cada noche
abrazo la respuesta.



lunes, 23 de junio de 2014

Una cien veces.

Hay mujeres
que son estaciones de (d)año,
tormentas torrenciales en agosto y estufa
en un diciembre lleno de abandonos.

Hay mujeres
que son pájaros sin alas en un cielo lleno
de recuerdos,
fieras carnívoras al acecho de las ganas
y de esa falta de poder ante la tentación
que solo es deseo confundido.
Hay mujeres
que son mariposas abstraídas esperando a que
cierres todas las puertas
para acariciarte las mañanas a través
de la ventana,
para sacudirte la mirada en cualquier
dirección ajena a tu rostro.
Hay mujeres
que son animales en celo
galopando sobre tu pecho abatido.
Hay mujeres
de ojos castaños
con alma de gata.
Hay mujeres
de ojos verdes
con alma de zorra.

Hay mujeres
que son signos de interrogación abierta,
tres exclamaciones siguiendo
una huida.
Un ladrido de madrugada.
Hay mujeres
que justifican el silencio.
Hay mujeres
que excusan la poesía.

Hay mujeres
que son aeropuertos alejados
de los que solo salen aviones de mentira,
puertos marítimos
en los que vuelves a ser otra vez tú,
estaciones de tren
donde se cruzan tantas contradicciones
que encuentras paz.

Hay mujeres
que suenan a herida al tocarlas
y te hacen desear la muerte antes que ellas.
Hay mujeres
que huelen a limpio, a cuerpo inerte,
y te hacen desear invadirles el corazón
y el pecho con la brutalidad de un ejército de flechas.
Hay mujeres
que desordenan tus huellas cuando aparecen
y te hacen desear encontrar tu camino
sobre su columna vertebral.
Hay mujeres
que no se esconden, que quieren sin escarcha en los ojos,
que saben a sed,
y esas,
esas te hacen desear quererlas toda la vida.

Hay mujeres
que esperas siempre
porque nunca llegan.
Hay mujeres
que están en todos los lugares que ocupas
menos en tus manos.

Hay mujeres
que son primeras y únicas,
que sobrevuelan el suelo que pisan los demás,
que son azules y ocupan un sitio
diferente al resto.

Hay mujeres
que crees por encima de todo
y por encima de todo deshacen tus creencias,
que son tiernas, ciertas y dulces,
y con su ternura, certeza y dulzura
parten tu inocencia en dos.

Hay mujeres
que abren tus ojos con un soplido de magia
y en el siguiente truco desaparecen,
como la suerte.

Hay mujeres
que te enseñan la moneda por las dos caras:
te besan negándote,
se marchan mientras te nombran,
se quedan en silencio
y desde otros recuerdos te afirman.
Que solo conocen la palabra derrota
en tu boca.
Que solo conoces la palabra victoria
en su boca.
Que te aman mientras te olvidan
y olvidándolas las amas.

Hay mujeres
que quieres y no puedes,
que son tanto que no son bastante,
que dándote lo que necesitas olvidan lo que deseas.
Mujeres contra las que no hay razones
que encajen
y conviertes en huida
para darles un sentido.

Hay mujeres
que son aves de paso,
bodas de un día,
amores que salvan tu vida en una noche,
postres eternos en medio de una prisa carnal,
engaños a la rutina,
tu alma animal rendida al instinto de supervivencia.

Hay mujeres
que aparecen como los aciertos:
a tiempo y sin esperarlas.
Que se atreven y se quedan y tienen
el pelo del color de tu almohada,
que se agitan y temes y dan la vuelta
a tus excusas convirtiéndolas en motivos.
Que te aman sin evitarlo
y amas sobre todo por supuesto.


Y
estoy
yo.
Que soy una en todas esas mujeres.

Y
estás
tú.
Que eres todas esas mujeres en una.



sábado, 7 de junio de 2014

Perdona la primavera.

Hay quinientos pájaros
ladrando en la orilla de un charco:
el de hoy ha sido un despertar distinto.

Ajeno,
como la misma vida si no se encuentra
despertando a tu lado.

Incoherente,
como mi mano
si no encuentra tu mano
para escribir el sentido de las cosas que no lo piden.

Ininteligible,
como mi cara
si tachas los poemas que aún no te he escrito.

Aquel día me besaste
y mi boca enloqueció
y ametralló tu cara con un millar de amapolas.
Perdona la primavera.

Aquel día supe
que jamás terminaría de
quererte,
que nunca se acabaría este impulso animal de
quererte,
que de ningún modo dejaría olvidada en ningún sitio este ansia de
quererte.
No.

Si no estás,
no tengo otra cosa que no sea esta soledad compartida,
este agravio a quien me mira y no te encuentra
y me reclama una atención que yo llamo ruido.

Si no estás,
se me quedan vacías las palmas de las manos:
no puedes sostenerme
y en otro lugar alguien que no soy yo aprende a volar.

Si no estás,
este cuerpo me queda demasiado grande
y confundo los recuerdos con heridas.

Si no estás,
no hay veleta que me encuentre
ni sudor que me desgaste
ni alegría que me importe.


Hay quinientos pájaros
ladrando en la orilla de un charco
mientras yo duermo.

Si no estás,
no me sobra nada:
me falta todo.

lunes, 26 de mayo de 2014

La libertad del libro.

Yo
voy a hacer que en tu tumba
solo crezcan muertos.

Yo
voy a contarles a tus hijos
lo mal padre que fuiste;
les enseñaré mis heridas para que aprendan
que acariciar el pasado también sirve para torcer el camino
-les demostraré que jamás me alcanzaste-;
les haré darse cuenta de
que una cicatriz
es un recordatorio de la victoria;
les confesaré que tu cruz
solo consiguió hacerme creer más en mí mismo.

Yo
voy a derrotarte con valentía
y a gritar con fuerza,
porque la libertad sigue formando parte de mi definición
y tú no eres nadie para arañar el sentido de mi silencio.

 Yo
voy a hacer que los ciegos te vean,
que los mancos llenen tu boca de puños,
que con tu ruido enloquezcan los sordos,
que el mudo escupa en tu silencio,
que el que no te conozca abra un libro,
que el que lo haga
se atreva a leerte como el que aúlla.

Yo
voy a plantar semillas
en el rastro de muertos que dejas,
y nuestro ejército de flores
arrancará de cuajo los sueños de tus fusiles.

Yo
voy a llevarte allí donde tus ojos no miran,
te pondré un espejo delante
y querrás morir de vergüenza
con lo que veas,
con lo que eres,
con lo que intentaste hacernos ser
y jamás conseguiste.

Yo
perseguiré tu maldad,
vomitaré sobre tu sombra
aquel miedo
y volveré a hacer nuestra la carcajada.

Yo
me saltaré tus prohibiciones sobre mí
y no quedará rastro de tu voz
que cuente que algún día
le dimos a nuestro asesino
el cuchillo,
que demuestre que en algún momento
te cedimos el poder
de nuestra leyenda.

Yo
voy a ser feliz
sobre toda tu pena.

Yo
voy a conseguir todo aquello
que tú jamás lograste.

Porque
yo
soy el pueblo,
yo
soy la historia,
yo
soy el libro.

Y

un
simple
capítulo.

lunes, 12 de mayo de 2014

Mes de las flores.

Hago un alto en el camino de este blog para contaros esto:

No sabéis el punto de emoción que tengo en el cuerpo ahora mismo, alcanzo el sobresaliente.


Os cuento:
el lunes sale a la venta en librerías de todo el país MI SEGUNDO POEMARIO titulado 'BALUARTE', idéntico en esencia pero distinto en contenido con respecto a 'Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo', editado con mis amados Lapsus Calami. 

Lo edita la maravillosa gente de Valparaíso Ediciones y tengo el honor de encontrarme dentro de un catálogo con poetas máximos. 

No sé dónde me encuentro, pero no me quiero mover de aquí.

Gracias a todos, porque sin ojos no hay libros y sin los vuestros mi papel estaría en blanco.

POR OTRA PARTE,
estaré presentando 'BALUARTE' en GRANADA en la Feria del Libro y en el Festival Internacional de Poesía esta semana. Habrá lectura y firma. Y un montón de charlas interesantes que no debéis perderos por nada del mundo.

Mi horario es el siguiente:
MIÉRCOLES 14 DE MAYO, 18.00 h.
Lugar: Asociación de la Prensa de Granada
Lectura.
Firma a las 19.00h en La Caseta de Firmas.

JUEVES 15 DE MAYO, 17.00 h.
Lugar: Hotel Palacio de Los Patos.
Lectura de poemas con varios poetas.

POR ÚLTIMO,
Fin de Gira con Adriana Moragues:
GRANADA:
VIERNES 16 DE MAYO, 21.00 h.
La Tertulia.
MURCIA:
SÁBADO 17 DE MAYO, 21.00 h.
Café de Alba.

Reservas en entradasacualírica@gmail.com

Aquí os dejo los programas de la Feria del Libro y del FIP:
http://www.ferialibrogranada.org/agenda/14-miercoles/
http://www.fipgranada.com/index.php?option=com_k2&view=item&layout=item&id=143&Itemid=131

Decidme que nos veremos, y nos regalaremos flores, y que será una semana llena de poesía, música y amor a raudales.

GRACIAS siempre,
os beso.

sábado, 10 de mayo de 2014

No tiene techo porque es el cielo el que apunta hacia ella.

Como una gota de lluvia
que
inunda el aire,
que
baila
en
un
paso
intermitente del tiempo,
una gota de lluvia
que nunca llega al suelo,
una gota de lluvia
que se queda
en tu mejilla marchita,
una gota de lluvia
que no sabes
si
cae,
vuela
o
se
sostiene.

Como un recuerdo
que no rompe
y te rompe,
que
resquebraja
las cuerdas
que te atan al suelo,
un recuerdo que besa el suelo
y no se empapa,
un recuerdo tan nítido
que ocurre
a cada momento.

Como un golpe
al equilibrio,
a la falta de emoción
en los polígonos,
un golpe
al asfalto de los días perdidos,
al amante que dijo 'no'
e inventó la mentira.
Como un golpe
directo a tus heridas
-despierta,
siente,
asiente.

Como un beso
a las partes sucias de tu cuerpo,
a las flores muertas
de tu campo,
a las cenizas
de aquello que dejaste marchar,
a todo eso que cambiarías
de tu vida,
a aquel lugar
al que jamás volverías.

Como el sonido
de una madre cuando ríe,
del primer llanto de un cachorro,
del último suspiro
del que sufre.
Como el sonido
del primer te quiero de una niña,
de la despedida
de aquellos que se quieren bien.
Como el sonido
de una puerta cuando se abre.

Como un aplauso
a la razón
que sostiene lo incomprensible,
a la inicial
que define una búsqueda,
a la palabra
que precede una declaración
de amor,
a la nota
que impulsa
la canción de tu vida.

Como una mirada de reojo
a eso que todos buscan
y solo ella tiene
porque no quiere encontrarlo.

Su voz.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Uno cualquiera.

Hoy podría ser un día cualquiera
si no fuera un día
cualquiera.

Debo entenderme:
el pasado es el único sitio
donde todo lo que ocurre
es posible,
donde es posible todo
lo que ocurre.
El pasado es el único sitio
donde cualquier suspiro se vuelve vendaval,
donde cualquier lágrima
es un océano de guerras cansadas,
donde tu sonrisa
da a luz a mi risa
y hay una niña con tus ojos que juega a ser nuestra.
Donde es fácil decir la verdad,
porque todo lo que no es cierto
se sitúa siempre al otro lado.
Donde tú y yo fuimos incapaces de llegar
a cualquier sitio que nos alejara,
pero nos creímos viajantes, astronautas, aventureros;
tú te reías
y yo me creía capaz de bailar.

Debes entenderme:
ahora
hay un animal temblando,
lleno de canas y heridas,
en el parque donde nos amamos tanto
que fue un error.
Hay un barrio lleno de flores
que crecerán juntas
mientras tú y yo
nos separamos,
y entender eso me hace odiar tanto la primavera
que necesito a alguien
que me devuelva la fe en ella
-y no eres tú.
En la estación donde te dije
que te quería
ya nadie coge trenes:
ahora solo hay accidentes mortales,
ceniza que nos aleja,
alguien que nos grita que huyamos
para salvarnos.
Hay una tormenta esperando a vernos llegar
para bailarnos;
está punto de romper,
pero ya no queda nadie dispuesto
a hacerme comprender este desastre,
y de tanto preguntarte
me he quedado sin respuestas para mí.
He ido a buscarte a tantos sitios
que ya no sé dónde volver,
que ya no sé dónde quedarme.
De tanto intentarlo, amor,
ya no sé bailar.

Hoy podría ser un día cualquiera,
si no fuera
un día cualquiera.

Como yo.
Como tú.

Como nuestro presente.
Como nuestro amor.
Uno cualquiera
-pero no el que quiero yo.

miércoles, 2 de abril de 2014

El mismo sitio de siempre.

Hoy he vuelto
al mismo sitio
de siempre por primera vez.
Ha sido como tener un espejo delante
y dirigir la vista hacia tus ojos:
un atajo.

Hoy he visto a una chica escoger una flor
entre un puñado de colores
y me ha parecido un motivo de sobra
para querer ser alguien mejor.
Te he imaginado a ti dentro de mis pulmones
eligiendo qué suspiro provocarme hoy,
y de nuevo he sido yo por un instante.
Después he vuelto a casa
mientras pensaba en cómo piensas,
en aquel lunar
que apagaba la luz de mi cuarto cuando lo pulsaba,
en qué harás los domingos por la mañana sin mí,
en si aún te hará feliz madrugar
para comprar tu pan favorito.

A veces hacemos complicado lo sencillo
por el simple hecho
de que alguien venga a resolvernos la ecuación,
pero la vida no es una ciencia exacta:
yo me aprendo tus palabras
y me basta con un piano para querer volver a verte;
tú me enseñas que el silencio también forma parte de la melodía
y me rimas las caderas con tus manos mientras te vas.
Ser sencillo no implica ser fácil,
significa saber.
Y tú sabes a pan recién hecho un día como hoy.

Que aún me guste enredarme en mis enredos
por el simple hecho
de alimentar al león que es mi tristeza
para que no despierte rabioso de hambre
me parece algo tierno.

Que la vida siga siendo
después de tanto tiempo
un asunto tan bonito de resolver
como los dedos de mi madre curándome el pelo
no deja de sorprenderme.

Que tus ojos miren a los míos hechos viceversa
cada momento
como si en este comenzara la primavera,
en aquel viéramos el mar
o en ese nos besáramos como primerizas la una de la otra
me resulta justo.

Que ambas sigamos
en el mismo punto que nos lleve a huir o a quedarnos,
a igual distancia -la mínima- la una de la otra,
en el día exacto para querernos,
es, sin duda,
un regalo.


Cierra los ojos,
tengo en la boca varios secretos esperando como besos,
con la misma impaciencia,
con la misma pausa:

Cuando me encuentro me dedico a escribirte
poemas veloces que lleguen a tu almohada antes que yo:
nunca los leas,
mi hueco de tu cama intacto es mi prisa.

Cuando no estás solo te quiero lo que dura una canción,
cuando no estás lo único que quiero de ti soy yo.

Mis miedos son balas de fogueo,
no son más que pesares quebrantables,
pero en ocasiones me descubro tan llena
que ansío el vacío,
y eso me aterra.
Sin embargo,
un día escribiste tu nombre al final de todos mis puntos
y desde entonces recibo a las pesadillas con cariño.

Te he mirado lo suficiente como para no tener sueño,
te he mirado tan poco que aún me quedan mil sueños por cumplir.

No quiero llegar a conocerte nunca
para poder seguir viajando sobre tu cuerpo
con la nada en el bolsillo
y la bandera de pirata entre los dientes.
No quiero llegar a conocerte nunca para que nunca te acabes.

No aspiro a pasar el resto de mi vida contigo,
lo que yo quiero
es alcanzar la inmortalidad
corazón sobre corazón.

Sigo llevando un calcetín de cada color
para que sonrías al desnudarme.
Sigo sonriendo al desnudarte
porque todavía tiemblas ante mi torpeza.


Hoy he vuelto
al mismo sitio
de siempre por primera vez.
Allí alguien me ha dicho:
para ser feliz solo hay que querer serlo.
Y yo te quiero como si no existiera otra opción,
así que imagínate
lo
feliz
que
soy.

martes, 1 de abril de 2014

Amarrada.

No es el frío,
ni la lluvia,
ni el invierno colándose por la ventana,
ni las calles desiertas,
ni el viento barriendo lo que queda de mí
una madrugada cualquiera.

No es esta ciudad descolocada,
ni un grito a destiempo,
no es que la soledad me fuerce a extrañarte
y no sepa qué hacer con estas manos vacías,
con esta nube que amenaza mi puerta.

No es que tema estar perdiendo mi horizonte,
reducirme en otro cuerpo
incapaz de ser mi océano,
desconocerte por momentos
y reconocerme en ellos.

Es, simplemente,
el espejo,
el silencio,
la cama vacía.

La
pregunta
que
solo
es
pregunta.

sábado, 22 de marzo de 2014

Excusa

Regresa esta incomodidad nocturna,
este asalto al lado izquierdo de los días,
esta primavera
vestida
de flor débil,
de amanecer dudoso en una ventana con rejas,
de orilla
apaleada
por una multitud de huellas salvajes.

Vuelve este andar lisiado,
este cansancio
propio de aquel que no sabe mirar
si no es de reojo,
esta pena que no es pena
sino pequeñas motas de nostalgia
en un cielo despejado
-nadie
sabe
explicar
con
la
palabra
en
el
pecho
qué
es
la
lluvia-.

Aparecen otra vez
las astillas de mis dedos
que no son más
que las esquirlas de un naufragio,
estas palabras que atoran mi boca
-a saber,
huir, mar, adiós-,
este latido
asonante, arrítmico, fuera de lugar,
este latido
que suena
a mentira.

Resucitan los poemas derrotados
aunque los siento como una victoria:
pudiera decir que están latiendo en mi espalda.

Surge otra vez
esta zancadilla del pasado
para adelantarse,
la palabra viento
que despeina
mi camino.

Sin embargo,
esta vez
decido apartarme,
colocarme en el margen de mi pecho,
situarme en esa mirada a la luz
que nadie consigue sostener.

Esta vez
decido cederle mi asiento,
esquivarla en un poema
que se llame excusa,
eludirla prestándole mis manos
mientras mi boca habla de otras cosas.

Esta vez
la tristeza
no
le
gana
la
carrera
a mi paz.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Bambalinas.

Conocen el color de tus ojos,
habrá quien se atreva a decir que te ha visto llorar
como quien cuenta que ha visto una nube
con forma de dragón o un accidente
en la carretera camino del trabajo.

Saben con certeza de qué color es tu voz
y me consuela:
de ti solo podrán tener tu aire que ya no existe, que
ya es eco,
un recuerdo
que viene y va como el verano.

Te ven bailar entre dientes llenos
de colores.
Aquel sabe de sobra cómo continuar tu trazo, aquella
no desconoce el puñal afilado de tu garganta, aquellos
aplauden tu presencia como el que celebra una fiesta
que aún no ha comenzado.

Ignorantes, aves sin alas, pequeños
trozos de palabras que buscan rima en la arena de
una playa abarrotada…

Yo sigo aquí después de tu risa,
encuentro tu razón cuando tú pierdes todo lo demás
y amo todo lo que está de menos.

Yo abro las ventanas cuando lloras y procuro que atardezca
solo para volver a tus lágrimas fuego
-recuérdalo: es el paisaje el que te mira a ti-.

Yo llevo en la boca tu quietud
y sé sonreír sin peso en los hombros porque la música no es más que
tu voz llevando el tempo.

Yo te he visto caer en el suelo derrotada como una flor
marchita a punto de ver partirse el cielo en dos mitades
siempre distintas.

Yo te he escuchado preguntándote por qué la vida
es a veces todo lo contrario a su nombre,
tus manos murmurando algo de un alto al fuego, tus pies
hiriendo los relojes para que no pasen las horas
que te mantienen lejos de tus árboles.

Yo, en un abrazo infinito de suerte,
te he visto quedarte después de las pesadillas.

Yo he dormido contigo entre bastidores, he limpiado
tus ojos negros, tus labios rojos, te he quitado la piel
que te envuelve las noches de gala y he lamido tu piel sin perfumar.

Ellos solo te aprenden.

Yo
te
virgen
y
en

bruto.

martes, 18 de febrero de 2014

No eres tú, es la poesía.

No me gustas.

Es más,
odio esa boca:
parece dos gusanos rosas serpenteando
entre un festín de fuegos artificiales
con sabor a melocotón,
con olor a hierba recién...

Que no.
No me gustas.

Detesto tu pelo,
tan despeinado que parece hecho a propósito,
tan largo que está siempre fuera de lugar.
No creo en él.
Cuando lo toco parece ceniza
y me invade una tos en el pecho
y su tacto me recuerda
a ese día
que hundí los pies
en la arena de aquella playa de Barcelona
después de más de tres años
sin ver el mar
y creí ahogarme mientras volaba
y de repente todo era azul
y todo era tan suave como...

Que no.
No me gustas.

Me da asco tu voz,
su manera de precipitarse
sobre el mundo como si tuviera todas las respuestas,
la excesiva torpeza de sus palabras,
el lugar equivocado sobre el que se asienta,
su exasperante lentitud
al hablar
como si fuera una mariposa desnuda
e hiciera el amor a todo lo que ve
tan despacio
como si aún fuera ayer
y mi cuello
estuviera siguiéndole el compás,
cayendo en sus vocales,
azucaradas y silentes,
volviendo a redactar
su abecedario de prosa floreciente...

Que no.
No me gustas.

Siento indiferencia por tus latidos,
siento un vacío atronador por tu vida,
por tus idas y venidas,
por tus triunfos calculados
y tus victorias dirigidas,
por tu cuerpo fracasado,
por ti desnuda, indefensa y derrotada
aunque así seas lo más parecido a la libertad
que saboreé desde el suelo,
un encanto sin remedio,
un abrazo inherente a tu lápida,
tus ojitos tristes
llamándome ambulancia,
el olor de tus pestañas
pidiéndome ayuda,
mis ganas de dormir a tu lado...

Que no.
No me gustas.

Cállate.
Deja tu sexo a un lado.
Deja mi alma al otro.
Que no me gustas.

Es insoportable
tu caminar por las azoteas,
esa forma canina
de tropezar en mi tejado
y traerme tus heridas.
Es totalmente insoportable
el olor a asfalto que dejan tus huidas.
Hay tantos cadáveres
bailando en tu tumba
que creo que estoy muerta,
esperando a que suene la música.

No me gustas. Pese a lo que viene después.

Porque no es por ti,
mi amor.

No eres tú, 
es la poesía.


lunes, 27 de enero de 2014

Soy la aguja de mi pajar.

Estoy tan lejos de mi cuerpo,
noto tanta distancia entre el rostro y el alma,
que a veces me miro en el espejo
y no me veo,
pero me conozco.

Soy frágil y pequeña:
preciso de una mano que acaricie mis decisiones.
Crezco,
pero necesito sostener mi infancia un poco más.
No soy nadie sin el resto
y me asusta saberlo.
Imagínate reconocerlo.

Siempre que escribo sobre mí
termino rizando las pestañas a otras musas:
mi punto débil soy yo misma,
entera.
Soy la aguja de mi pajar.

No quiero saber quién soy.
Soy nadie sin mi hermana.
Soy nadie sin mi madre.
Soy nadie sin mi padre.
Soy nadie
si no sé decírselo.
No sé decírselo
si soy nadie.

Busco que me quieran
pocos,
muy pocos,
por quién soy,
y que la admiración no pase del qué.
Las multitudes me provocan tristeza
y los silencios me paralizan.

Mi inseguridad necesita un espejo cada día
que le recuerde
que el rechazo también es una segunda oportunidad.

Me aterran las penas de las personas que quiero,
me oprimen el pulmón
y me tiran del pelo.
Tengo insertadas en mi garganta
multitud de tristezas ajenas
como agujas del revés
atravesando almohadas.

Cómo no voy a escribir sobre otros
si construyen mi pecho
edificándolo en el infierno.

Cómo voy a superar
la muerte de mis plantas,
de aquel pez que tuve hace unos años,
de aquella tortuga que murió al mes de llevarla a casa.
Cómo voy a superar
el dolor de mi otro brazo,
la puta injusticia que subraya el azar,
las ausencias consentidas,
esa pena que es un latido constante y silente
y deja ronca a mi cabeza.

Cómo voy a hacerlo
si vivo en una carrera constante con lo que aun no me ha pasado,
y siempre gano,
y siempre pierdo.

Ven a acariciarme el pelo,
por favor,
que me pesa
demasiado
el corazón
y otra vez acabé besando a otros

después de mirarme en el espejo.

lunes, 6 de enero de 2014

Maldita zorra.

Estaba loca:
su tristeza no era de este mundo,
a veces estallaba a reír cuando me lloraba sus penas
y solía enredarse el pelo cuando le iba bien.

Se pintaba los labios antes de dormir:
'quiero estar guapa para mis sueños', me decía.
Luego se levantaba con el rímel corriéndose en sus ojeras,
como en mis mejores fantasías,
y me preguntaba la diferencia entre una nube y una ola.

Yo la observaba en silencio
-un silencio consciente,
pues ella era una de esas mujeres
que te hacen saberte derrotado antes de intentarlo-,
como si tratara de vencerla sin palabras,
como si esa fuera la única forma.
Ilusa.

En ocasiones
todo lo que hay más allá de alguien es superfluo
y todo lo que hay dentro de uno es redundante.
No lo sé,
le hubiera repetido un millón de veces por segundo
que era más guapa que un pájaro sobrevolando el mar
y que sabía más dulce que la caricia de un padre,
pero ella estaba loca,
loca como un silencio en medio de una escala,
y solo me besaba cuando me callaba.
Maldita zorra.

Solía decir que los peces eran gaviotas sin alas
y era imposible tocarla sin que gritara.
Yo lo disfrutaba: era un instrumento delicioso.

Cuando le decía que amaba su libertad
se desnudaba y subía las escaleras del portal sin ropa
mientras me decía que echaba de menos a su madre.

Cuando tenía miedo
se ponía el abrigo y se miraba al espejo,
entonces se reía de mí y se le pasaba.

Cuando tenía hambre
me acariciaba el pelo y me leía un libro
hasta que me quedaba dormida.
No sé qué hacía ella después,
pero cuando me levantaba ella seguía ahí
y mi pelo estaba lleno de flores.

Un día se fue diciendo algo que no entendí,
supongo que por eso empecé a escribir.
Me dijo: no me estoy yendo,
solo soy un fantasma de todo lo que nunca tendrás.
Maldita zorra. Maldita zorra loca.

Estaba loca, joder,  estaba loca.
Tenía en su cabeza una locura preciosa.
¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella?


sábado, 4 de enero de 2014

Sin embargo.

Te deseo a alguien
que no te diga lo guapa que eres
sino que te lo enseñe,
para que te lo aprendas
sin necesidad de repetírtelo.

Te deseo un poema sin adorno,
frases ridículas,
palabras llanas y simples,
para que entiendas que en el amor
poesía es lo que sale de su boca
y no lo que lees en los libros.

Te deseo un amante con el corazón roto
para que sepa entenderte
y para que respete tu tristeza
cuando haya humedades,
pero sobre todo
para que proteja los destrozos del tuyo
con el suyo
y cuando tiemblen
tener un sustento.

Te deseo un admirador del nudismo
para que vivas lo que es una mirada desmaquillada,
para que coloques los espejos al otro lado,
para que te lleve con los ojos
a amar tu cuerpo sobre todas las cosas,
para que respete tu belleza
y haga de tu silueta el mapa de su tesoro.

Te deseo a un fiel del mar
para que jamás detone las olas de tus lagrimales,
para que acepte que un día serás calma
y otro tempestad
y aun así decida volver a ti cada día,
para que no evite que te derrames,
para que lleve tu sabor en la piel
y mire dentro de ti aunque escueza.

Te deseo a un poeta
con toda mi pena
para que te condene en su egoísmo
a la eterna salvación,
para que te haga inmortal
cuando tengas ganas de morir,
para que la única bala que te dispare
cuando le abandones
-porque tú eres un pájaro atrapado en la nieve,
recuérdalo, amor mío-
sea la que detona una palabra,
para que cuando te sientas nadie
recuerdes que eres el olvido de alguien.

Te deseo a tantas personas
como amor quiero hacerte.

Yo, sin embargo,
solo te deseo a ti.