martes, 27 de junio de 2017

LO RECONOZCO

LO RECONOZCO

Debo reconocer que quizás
no estés
en el sitio justo que mereces:
ese que nunca desocupo.

Debo reconocer que quizás
no te necesite de esa manera
tan violenta de los animales
que jadean miseria,
aunque yo sea uno de ellos.

Que quizá esto sea otra cosa
más tranquila propia de
aquellos a los que
les cansa más una sonrisa
que la propia vida,
aunque yo sea uno de ellos.

Debo reconocer que no le pongo
ni puertas ni ruidos ni alas
a este amor que a veces nos espera
tras la puerta y otras se lanza con violencia
sobre nuestros cuerpos desnudos.

Debo reconocer
que no tengo miedo:
sólo heridas.

Recuerda esto: no hay peor herida
que la que está cerrada
ni peor secreto 
que el que no se puede revelar.


Lo reconozco.

Pero es que resulta que acabo
de llamar a mi soledad
en un intento desesperado por
ser otro alguien, otro rostro, otro instante,
y, en medio del humo,
y de las palabras que evito,
y del ruido que no acaba,
ha aparecido tu nombre,
abundante y arqueado,
y ha borrado este poema.