Pintar de color madrugada tus caderas. Hacerle un pedestal a tu sonrisa y pasar las tardes tumbada en él, salvándome. Recuperar el olor de la noche en tu cuello. Dibujar mis deseos con un dedo en tu nuca. Respirarte y dormir con la piel de gallina por imaginarte delante. Escribir sobre tu espalda palabras inmortales. Cerrar los ojos y adentrarme en tu boca, desgastarla, borrarla, llevarme tu labio inferior a mi alma, devorar tu sed, beberme tu hambre, hacernos caer sobre la pared, seguir sedientas, hambrientas, vivas, muertas. Quererte como nunca, como nadie. Tenerte. Sentirte. Vivirte.
Cincuenta y nueve mil besos
8 comentarios:
Suena tan bonito que podría dudar que fuese cierto.
Este rinconcito es precioso.
"el sabor agridulce"
Podrías haber seguido y haberlo hecho infinito.
esos sentimientos le recuerdan a uno que está vivo.
Saltando de un lado a otro, he llegado hasta tu casa...
...espero que no te moleste que entre sin llamar, procuraré no hacer ruido.
Muy buenos tus textos, me han gustado mucho.
Un saludo
n.n
esa clase de emociones deberían ser las que mueven al mundo...
me encantó la pureza de sus palabras, bello espacio el que ha creado aquí...
Cordiales saludos!
La fusión entre tus sentidos y el talento se hace presente aqui, tanto como la unión que describres,
me gustó mucho,
un saludos,
AQuijano
(http://poetasdeniebla.blogspot.com/)
Sugerente y sensual, vienen ganas de entrar en tus paisajes.
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