
Imagínate cerrando los ojos esta noche, encroquetada en mi manta, abrazando mi cojín, leyendo mis mensajes y suspirando por mí. Imagínate amaneciendo mañana sintiendo besos en los dedos de tus pies, y sentir aún dormida cómo una lengua va despertando los rincones más ocultos de tu piel y tú con ellos. Imagínate a tus ojos soñolientos entreabriéndose y viéndome a mí a su lado, y sonreír y pensar si aún estás soñando, y yo te susurro que no, que sigas durmiendo, que sólo he venido para cuidar de ti. Imagínate tú en la cama y yo de pie, quitándome la ropa y acostándome a tu lado para que puedas dormir tranquila, y yo contigo. Imagínate el sabor de nuestros besos por la mañana, la mezcla de mi frío de la calle y de tu calor de tu cuarto, las horas que se convierten en segundos tiradas en tu cama queriéndonos, el temblor y el sudor, mis palabras repartidas por toda tu piel, tus sonrisas dibujando mi espalda, mi perfil y mi mirada. Imagínate a ti... y de nuevo a mí contigo.
Imagíname... Y mañana me tendrás.
Doscientos treinta y un mil besos