Regresa esta incomodidad nocturna,
este asalto al lado izquierdo de los días,
esta primavera
vestida
de flor débil,
de amanecer dudoso en una ventana con rejas,
de orilla
apaleada
por una multitud de huellas salvajes.
Vuelve este andar lisiado,
este cansancio
propio de aquel que no sabe mirar
si no es de reojo,
esta pena que no es pena
sino pequeñas motas de nostalgia
en un cielo despejado
-nadie
sabe
explicar
con
la
palabra
en
el
pecho
qué
es
la
lluvia-.
Aparecen otra vez
las astillas de mis dedos
que no son más
que las esquirlas de un naufragio,
estas palabras que atoran mi boca
-a saber,
huir, mar, adiós-,
este latido
asonante, arrítmico, fuera de lugar,
este latido
que suena
a mentira.
Resucitan los poemas derrotados
aunque los siento como una victoria:
pudiera decir que están latiendo en mi espalda.
Surge otra vez
esta zancadilla del pasado
para adelantarse,
la palabra viento
que despeina
mi camino.
Sin embargo,
esta vez
decido apartarme,
colocarme en el margen de mi pecho,
situarme en esa mirada a la luz
que nadie consigue sostener.
Esta vez
decido cederle mi asiento,
esquivarla en un poema
que se llame excusa,
eludirla prestándole mis manos
mientras mi boca habla de otras cosas.
Esta vez
la tristeza
no
le
gana
la
carrera
a mi paz.
sábado, 22 de marzo de 2014
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5 comentarios:
Me ha gustado mucho el poema, sobre todo las metáforas que escribes. =)
Que la primavera inunde de alegría tu camino.
Un abrazo.
Ha sido un gran poema, precioso.
Abrazos con cianuro.
Hoy tenía la necesidad de decirte que lo que estás creando con tu poesía es algo realmente bonito.
Yo, que te he conocido desde que escribías relatos brutales hasta los escenarios que ahora haces tuyos.
Me alegro mucho, de verdad.
Cuídate.
que crack que eres :)
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