Hoy a España le han dado una paliza
-el último parte indica agonía-
y llora como un cachorro abandonado en la cuneta
mientras susurra llena de pánico:
se están llenando mis puentes.
Y yo la miro
con los ojos llenos de justicia
y le digo:
aguanta, te salvaremos los supervivientes.
En la calle solo queda vivo un hambre feroz
que aterra:
el canibalismo de un capitalismo devorador.
Quien dice defendernos nos acaricia
y nos deja la cara llena de sangre:
un abrazo falso duele más que una puñalada...
y lo saben.
Quieren rajar nuestras gargantas
y nutrirnos de sus restos,
atar la libertad de pies y manos y lanzarla al mar
como quien ahorca con saña los derechos humanos.
Son culpables de todo este daño
y no saldrán indemnes:
este aullido en su oído pronto se convertirá en dentellada.
Seguimos siendo salvajes humanos
dentro de su circo,
pero terminará la función y destrozaremos su sonrisa de payaso.
Os estamos descubriendo
y la rabia fluye por nuestras venas
junto al hambre, la pobreza y la injusticia
-quién os lo iba a decir:
cabe más humanidad en estos cuerpos
que mierda en todos vuestros discursos-.
Hoy España huele a podrido,
aunque yo la siento más guapa que nunca
cuando bajo a comprar al mercado
en ese puesto que está a punto de cerrar
y me desean buen día
o cuando veo a un estudiante
ceder su asiento a una mujer con una pensión de mierda
que sonríe con esa resignación
de quien ha vivido de paz a guerra de paz a guerra de paz a guerra de paz
a...
Parece que cada mañana el pueblo grita:
'Nos quedamos para salvarte,
España.'
Y el pueblo nunca miente.
Y vosotros escuchad,
soltad los hilos corruptos de vuestras manos
y mirad hacia abajo,
cerrad vuestra boca llena de humo negro
y abrid bien vuestros oídos viciosos:
solo aquel que no tiene nada
tiene todo.
Nos habéis convertido en el ejército más poderoso:
ese que no tiene nada que perder.
Y vamos a por vosotros,
armados hasta los dientes de valor,
escudados con una resistencia caníbal
y con un amor violento por la supervivencia.
Jamás debisteis usar a las palabras en vano:
vivís en un país lleno de poetas.
6 comentarios:
me encanta, gracias por escribir cosas como estas.
Sin palabras. Magnífico.
Empieza este poema y me eriza la piel: "aguanta, te salvaremos los supervivientes"
Continúa y sigue erizándome la piel:"Cabe mas humanidad en estos cuerpos que mierda en todos vuestros discursos"
Termina y vuelvo a sentir otra punzada : "Jamás debisteis utilizar a las palabras en vano: vivís en un país de poetas".
Te admiro poeta :)
Gracias.
Gracias por la magia que me regala cada verso a veces tierno, a veces una hostia en la boca! Esa magia tuya... que no se te acabe nunca!
Un terremoto al alma y los sentidos. Lo he compartido , en Argentina.
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