No toques si duele, amor,
que una herida de tu mano
es como una primavera helada
y este cuerpo tirita con un solo roce.
No te quedes a verme llorar
si desconoces el polvo que inunda mis
ojos,
si no sabes
que mis pupilas solo son escondites de
palabras,
si lo único que quieres es borrar mis
lágrimas
en vez de dejar que me seque y pueda
respirar.
No te quedes a verme llorar
que no quiero mojarte
y que mueras de frío.
No te quedes a verme llorar
si no vas a besarme los ojos
y ahogarte conmigo.
No me rompas el pelo
que desde que te quiero nunca me peino,
y si ahora te marchas
tendré que volver a encontrarme en el
espejo,
y yo solo quiero mirarme en tus ojos.
No vuelvas contra mí
todos los motivos que inventaste para
quererme
como si fueras una suicida por amor,
que el romanticismo está hecho
para los que tienen el corazón roto.
No huyas
si no es
de
ti
hacia
mí
el movimiento.
No me empujes al precipicio
y me preguntes con voz rota
si te prefiero a ti o a los puentes,
no me beses si no vas a volver,
no te vayas si no vas a girarte mientras
lo haces,
no te quedes
si tu vida es un camino de huida y
vuelta,
no me abraces por rutina
y no dejes de hacerlo por costumbre,
no te vuelvas hielo
cuando el frío nos apriete las costuras,
no te derritas
cuando mi boca ya esté seca y no pueda
sostenerte.
No me duelas
si no vas a curarte.
No me quieras,
que amor es quererse
hasta cuando no me quieres
y eso es lo único que querría que
hicieras siempre
y eso es lo único que nunca te pediré que hagas.