jueves, 5 de septiembre de 2013

Pero eres tú. Pero soy yo.

Es como si bailaras al son de una canción que detesto
pero eres tú,
y te imagino tormenta.

Es como si rezara a un dios en el que no crees
pero soy yo,
y te arrodillas.



Me arde en las manos este deseo de tocarte,
se me han deshecho los dientes, muertos de pena:
mi boca es un barrizal sin tu saliva.

Me duele el pecho por tenerte tan lejos dentro de mi costado,
me estoy enterrando en la zanja que nos separa
y creo que quiero seguir viva.

Si
go
res
pi
ran
do.

Y te pongo detrás
...para que me des impulso.


Lo cierto es,
mi jodido amor,
que mi futuro te sigue desvistiendo a dos manos,
que dejo la ventana abierta
para que olvides los portazos,
que no sé si me pesan las ojeras o el sueño
pero sigo tumbada al lado de tu hueco y me levanto tan dolorida,
mi bella muerte,
que mi madre no deja de preguntarme quién me duele
y no me entiende cuando le señalo mi garganta,
que necesito que me digas que no te vas a ir nunca
mientras te vas,
que necesito que me digas que te vas para siempre
mientras te quedas.

Pero salta,
bendita tristeza,
salta,
que no quiero que se te quemen las manos tocándome,
que te duela la piel bajo las mías,
que no soporto la idea de verte morir de pena
después de volver a hacernos en el amor
para después ser ceniza,
que tengo el pecho desinflado y pronto no cabrás
-y a estas manos les falta cobardía para rechazarte-.

Salta,
que llevo tus alas por bandera desde el primer día.

Mentirme era tan verdadero
cuando conseguía convencerte...

Te quiero tanto que quiero terminarte,
te quiero tanto
que mañana no podré hacerlo más.