Ayer hubiéramos empeñado el minutero
al peor postor,
perder el tiempo juntas era ganarlo,
ganarnos;
pero nuestro fallo fue hacer planes para mañana
y no para hoy.
Ayer nos hubiéramos desnudado
sin dejar de mirarnos;
hoy las dudas y los secretos
se instalan en la almohada
y la necesidad de soñarnos
se iguala al miedo que produce
no poder dejar de hacerlo.
Ayer teníamos todo el tiempo del mundo
y hoy se nos han vaciado las manos de segundos.
Eso debe ser lo que significa perdernos:
dejar de pedirnos la hora.
Porque cualquier pérdida
comienza en un reloj.
Dietario 19 / Unas horas en Venecia
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El Arte produce una epifanía inmediata, una pequeña o gran perturbación,
casi un brotar manso y agradecido de lágrimas. Lo sentimos al escuchar una
mel...
Hace 1 hora
5 comentarios:
Brillante, uno de los mejores que he leído. Como en todos tus escritos, se palpa es brutalidad romántica de la pasión.
Cuídate.
Entre el TIC y el TAC... estás TÚ, escribiendo sobre un reloj, que si, dice adiós, pero también saluda a los que llegaron después.
ainnns el reloj, maldito impostor
Bfffff, hacía tiempo, la verdad es que mucho tiempo que no me pasaba por aquí y veo que tu sigues igual de magnífica que antes. Me ha encantado este.
"Porque cualquier pérdida
comienza en un reloj."
GENIAL. Simplemente, genial.
Un beso, muy frío.
Creo que es porque estamos re-locos. No imaginas cuánto reconforta volver.
He encontrado un rincón para perderme...
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