martes, 18 de marzo de 2008

El sorbo de un café

Debí suponer que terminarías volviendo a aparecer. Oculta en una sonrisa, tal vez sonando en una nota al piano, quizá escondida entre las nubes o en el viento, o puede que dormida entre algún sueño. Volviste a mí de la manera más plausible: erizando mis sentidos y congelando mi tristeza; deshaciendo mi mirada al contacto con la tuya y dibujando el perfil de tu mano sobre mis dedos. Volatizaste tu ida e hiciste ficticios tu sonrisa, tu media vuelta al marcharte, el roce de tu mirada sobre mi cuerpo, el conjunto de susurros y suspiros, y el eco de tu risa. Me invadieron junto a tu sombra y ahora me reclaman, me regalan tu nombre y me prestan la curva de tu presencia.
Volviste.
Volví.

9 comentarios:

AnToNia dijo...

Lo que regresa de mil formas,
y se queda sin preguntar,
aunque a veces no
nos percatemos de ello....

Solveig Möller dijo...

Alguna vez has pensado en publicar todos tus escritos?

Solveig Möller dijo...

que por cierto,
tu también me enamoras.

Ainhoa dijo...

¿Has leído a Clarice Lispector? Si no lo has hecho, no tardes mucho; creo que con tu sensibilidad sabrías apreciarla como se merece, aunque seas tan joven. A veces me recuerdas a ella.
Un saludo.

Ainhoa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
©Dríada dijo...

Muy lindo :)

Saludos

Laura dijo...

vuelven juntos, en un sinfin de recuerdos y sensaciones

PupilasLejanas dijo...

me encanta ésa sublimidad q tienes al escribir, eres poesía en estado puro!

Gina Nordbrandt dijo...

Caray, como regresan a veces mezclados entre recuerdos y realidad...