viernes, 2 de abril de 2010

XVIII

Desde el primer momento supe que esa sonrisa no la cambiaría por nada, aunque me costara alguna que otra caída de labios, piel del corazón arrancada de por medio, pellizcos retorcidos en el alma. Es su sonrisa, y daría por ella hasta lo que aún no se ha inventado. Y esque esos labios mirando a la luna consiguen revitalizar un corazón en coma y dar vida a un pulmón en estado vegetativo porque es aire limpio de dolor, sincero. Saben solucionar mis noches y voltear mis ojos hacia ellos, colapsando el centro de mis pupilas y de mis manos. Pueden colarse por debajo de mis venas y pasar sobre ellas unas cuantas noches, dándoles calor y dejando su rastro por uñas, dientes y corazón. Son conscientes de que conmigo lo pueden todo y más, y se aprovechan y se cuelan en cada resquicio de piel que se intenta resistir a ellos pero que se rinde en cuanto los ve doblar la esquina.
Y quizá resulte que lo más fácil es lo más sangriento y no vamos a saber por dónde empezar, porque lo único que necesitan nuestras almas es follarse hasta reventar.


Quinientos dos mil besos

http://www.youtube.com/watch?v=C09bvC_PtHQ

5 comentarios:

galmar dijo...

Jeje! Qué bueno! Y la lavadora... jajaja:)) feliz día!!

Angela dijo...

Cuanta pasión en ese relato (: saludos

anabolizante dijo...

me encanta!

Ana dijo...

Me ha encantado la foto :)

eliú dijo...

bailame el agua...