domingo, 2 de marzo de 2008

Ocre azulado

La recuerdo con el viento azotando su cara, volatizándose con el aire. Su cuerpo caminaba al son del silbido que la perseguía por las calles, mientras su risa se dejaba caer por las esquinas de los parques olvidados. El frío hacía llorar sus azules ojos que se volvían océanos que arrasaban miradas, mientras su piel se zambullía en el calor de su susurro. Su mirada acariciaba cada suspiro que le llegaba, como si fueran sus dedos los que rozaran aquel momento infinito. Yo la observaba sin respirar, temiendo que, al atravesar su camino mi respiración, ella se desvaneciera con el aire...

6 comentarios:

Gina Nordbrandt dijo...

Y tal vez si se desvanecería esa visión mágica...
Saludos saturnianos!
=)
Que tengas una buena semana.

AnToNia dijo...

No habia notado que eras geminnis en tu perfil de que fecha?
un detalle mi pregunta....
Me gusta como describes las miradas!
=)

Karito dijo...

Son tan lindas y llenadoras tus palabras.. Sólo pasabaa... un beso :)

J. L. Maldonado dijo...

Lo etéreo es una marca inconfundible de tus textos. Esto lo hace sublime, hermético en el buen sentido. Y aclaro: viene de Hermes, de aquel dios griego que a su vez, también fue mensajero de sus hermanos olímpicos. Entre otras virtudes, de pensamientos ingeniosos.

Anónimo dijo...

La gran ventaja de los recuerdos es que son intangibles…nada ni nadie puede con sus raíces, con su destino, con su presencia; la memoria no es patrimonio de los elementos…solo de nuestros sentimientos.

Un abrazo.

Solveig Möller dijo...

¿Sabes? Me muero por verte algún día.