viernes, 18 de abril de 2008

Desvarío

Y el miedo que siento ante el papel vacío se torna invisible cuando las palabras acuden a mí, se dibujan solas bajo el abrazo de mi alma. Se vuelven versos de poetas desterrados a las esquinas, abrazos a miradas azules que miran pero no escuchan, soplidos a la piel que se eriza en la oscuridad. Queriendo refugiar sólo lo que no suena por no tener voz, callan más de lo que dicen. Y aún así cada una de ellas se vuelve un grito a los oídos vacíos. Gritos que desgarran gargantas comidas por el silencio que aún muertas aman a la voz que las persigue. Gritos esperando que aquellos ojos los escuchen en mitad de la madrugada de su mirada. Gritos que no respiran... pero viven.

6 comentarios:

Solveig Möller dijo...

Alucino mucho contigo y con tus palabras... eres una diosa de las palabras. Eso eres. Llevas el arte muy adentro.

vity dijo...

Gritar, no obtener unos oídos a los que ser escuchado, y ni poder recibir el eco de tus palabras...

Pero aún peor es gritar, y no tener voz para expresar, aire para conducir nuestras angustias o anhelos, fuerzas para pronunciarnos...

Un besito

Estoicolgado dijo...

"abrazos a miradas azules que miran pero no escuchan"

una madrugada de gritos esta, de la que aún no he amanecido...

©Dríada dijo...

Me ha gustado este escrito tuyo :)

Un abrazo :D

AnToNia dijo...

a veces los sentidos por si solos no son suficientes.....wow!!

Anónimo dijo...

Las palabras se visten con tu voz, con tu escritura, y viven porque tú haces que vivan y se escuchan cuando así lo deseas y se leen cuando el papel deja de estar vacío.

Las palabras sienten lo que tú sientes. Es tu magia.

Un abrazo.