sábado, 10 de mayo de 2014

No tiene techo porque es el cielo el que apunta hacia ella.

Como una gota de lluvia
que
inunda el aire,
que
baila
en
un
paso
intermitente del tiempo,
una gota de lluvia
que nunca llega al suelo,
una gota de lluvia
que se queda
en tu mejilla marchita,
una gota de lluvia
que no sabes
si
cae,
vuela
o
se
sostiene.

Como un recuerdo
que no rompe
y te rompe,
que
resquebraja
las cuerdas
que te atan al suelo,
un recuerdo que besa el suelo
y no se empapa,
un recuerdo tan nítido
que ocurre
a cada momento.

Como un golpe
al equilibrio,
a la falta de emoción
en los polígonos,
un golpe
al asfalto de los días perdidos,
al amante que dijo 'no'
e inventó la mentira.
Como un golpe
directo a tus heridas
-despierta,
siente,
asiente.

Como un beso
a las partes sucias de tu cuerpo,
a las flores muertas
de tu campo,
a las cenizas
de aquello que dejaste marchar,
a todo eso que cambiarías
de tu vida,
a aquel lugar
al que jamás volverías.

Como el sonido
de una madre cuando ríe,
del primer llanto de un cachorro,
del último suspiro
del que sufre.
Como el sonido
del primer te quiero de una niña,
de la despedida
de aquellos que se quieren bien.
Como el sonido
de una puerta cuando se abre.

Como un aplauso
a la razón
que sostiene lo incomprensible,
a la inicial
que define una búsqueda,
a la palabra
que precede una declaración
de amor,
a la nota
que impulsa
la canción de tu vida.

Como una mirada de reojo
a eso que todos buscan
y solo ella tiene
porque no quiere encontrarlo.

Su voz.

3 comentarios:

Irene, dijo...

Eres increíble.

Anónimo dijo...

Sublime.

Anónimo dijo...

odoro a quien escriba todo esto, enserio *.*